Según un estudio publicado en la Journal of the American College of Cardiology, correr moderadamente favorece la longevidad. Como reconoce el estudio, el riesgo de muerte es un 30% menor entre las personas físicamente activas, respecto de las personas sedentarias. Partiendo de este dato, el objetivo del estudio era investigar la asociación existente entre correr y vivir más años, centrándose específicamente en 3 factores: frecuencia, número de horas/semana e intensidad, ya que hasta ahora se desconocía cual era la dosis de ejercicio que podía incidir en un aumento de la longevidad.
Lo recomendable es correr a un ritmo constante durante menos de 2,5 horas por semana, con una frecuencia no superior a 3 veces por semana
Para la realización del estudio se tomó una muestra de 5.048 personas con edades comprendidas entre los 20 y los 93 años. Del total de participantes se identificó a 1.098 personas como aficionados a correr y a 413 como personas inactivas. Además de los datos referentes al estado de salud de los participantes, se tuvo en cuenta la frecuencia, el tiempo y la intensidad con que corrían.
Según el estudio, correr de forma ligera y moderada es más beneficioso que permanecer inactivo o que correr de forma intensiva. Se llegó a la conclusión que lo ideal es correr moderadamente (alrededor de los 8 km/h), durante una media de entre 1 y 2,4 horas/semana, con una frecuencia de 2 a 3 veces/semana.
Fueron registradas un total de 28 muertes entre los corredores y 128 muertes entre los no corredores. No obstante, el grupo de los corredores estaba formado por personas más jóvenes, con un índice de presión arterial más bajo y menor índice de masa corporal, así como menor prevalencia de tabaquismo y de diabetes. El grupo de los corredores se dividió entre los que corrían de forma leve, moderada e intensa. Como resultado del estudio, se encontraron menores tasas de mortalidad entre los que corrían a un ritmo lento o moderado, mientras que los que corrían a un ritmo más intenso tenían casi el mismo riesgo de mortalidad que los que no corrían o eran inactivos.
Según ha declarado uno de los autores del estudio, «si su objetivo es reducir el riesgo de muerte y mejorar la esperanza de vida, correr un par de veces a la semana a un ritmo moderado es una buena estrategia. Cualquier otra cosa no es sólo innecesaria, puede ser perjudicial.»